04 octubre 2007

Carreteando al lago

Dicen que nuestros abuelos iban en carreta al lago. Recorrían como siete kilómetros de camino de tierra tirados por bueyes.

No sé a qué iban. Pero sus niecitos ahora retomaron la tradición, y en masa.

En el mes de febrero, un día domingo todos los vichuqueninos se juntan en la plaza del pueblo.

Al alcalde, al carabinero, al enfermero, a los profesores y al curao' que uno siempre ve en la esquina, ese día se les puede apreciar con chupalla y con ojotas. Las chiquillas se cuelgan delantales floreados a la cintura y se trensan el pelo.

Se hacen dos paradas antes de llegar a la playa pública en el sector Paula. En esas paradas se descansa y se baila cueca. En la foto está la Jacinta, no sé a quién está acorralando.

En la playa todo el pueblo comparte unos matecitos, tortilla de rescoldo y humitas.

Los cabros chicos se bañan toda la tarde en el lago y los más viejos se curan raja.

Moncheira está salvado porque lo lleva de vuelta a su casa la Shakira, su yegua.

25 septiembre 2007

El Pepe, el Pape y el Punk

Pa'l 18 me enteré que Pepe Chincol se suicidó hace como un mes.
Pa'l 18 el Pape se veía más que bronceado. Pero nada de solarium, sólo el copete consecutivo de tres noches lo dejó más colorado que jaiba.
Pa'l 18 un punk, cosa que ya es rara en Vichuquén, bailó cueca, o lo intentó por lo menos, en plena ramada.

El Pepe le ayudaba a Chejito a recoger la basura día por medio. Ambos recorrían el pueblo ¡más que cocidos! tirando los desperdicios de la gente a una carreta tirada por bueyes. Ya le habían advertido al Chincol que debía dejar el trajo, pero antes que la sirrosis y su hígado lo obligaran él decidió partir al más allá.
Ahora, sus compañeros de parranda aseguran que los visita cuando están empinándose una cañita de chicha. Él se les aparece y los mira fijamente...

El Pape fue mi compañero y después fue también de mis hermanos menores. Es común eso en Vichuquén. Hay ciertos chiquillos que se quedan pegados tanto tiempo en un mismo curso hasta conocer varias generaciones. Así consiguen más amigos supongo yo. Pero un día se dan por vencidos y dejan de ir al colegio.

A ese punk no lo había antes. En ningún verano anterior ese personaje vino al pueblo a llamar la atención. En todo caso, con su ropa ajustada en combinación de colores roja-negra y levantando tierra en medio de la pista de baile, no superó el númerito diciochero de Lagos Weber.